Los habitantes de La Casimba en Guanta pasan hasta cinco días sin que les llegue agua por los grifos de sus casas. Los vecinos indican que el suministro nunca ha sido frecuente
La señora Teresa Núñez conoce muy bien la debilidad que hay con el agua. “Hace dos días se ausentó, desde el sábado hasta el miércoles, y resolví con dos pipotes que me llenó de gratis un camión cisterna que mandó la alcaldía a la zona rural”, indicó Núñez, sin dejar de barrer el porche de su casa construida al pie de un cerro.
La visita del camión evitó que el ama de casa caminara hasta un manantial cercano a la quebrada, donde acude a buscar agua con sus hijos para llenar los tobos y botellas plásticas que usa para cocinar cada vez que no llega el vital líquido.
Falta de bombeo
Juan Pericana, quien tiene más de 40 años residenciado en La Casimba, dijo que el suministro de agua en la comunidad nunca ha sido frecuente.
“Aquí dependemos de un tanque que cuando está lleno bombea agua a las casas, pero la alcaldía no le ha pagado al señor que opera la bomba y no tuvimos agua por cinco días. Hoy llegó por gravedad”, explicó Pericana frente a su casa ubicada a pocos metros del estadio La Casimba, lugar que a duras penas usan para jugar fútbol y béisbol debido a la falta de torres de iluminación, mantenimiento del terreno, gradas y de unas buenas bancas.
A patica
Su vecino William García se quejó de los transportistas de la línea guanteña Sol y Playa, porque la mayoría no se mete al sector a prestar el servicio de transporte público. “Ellos alegan que el pasaje (Bs. 4,50) es muy barato y que la vía está muy mala. Las diligencias hay que hacerlas temprano porque luego de las 5 de la tarde no queda más remedio que caminar desde la entrada de Chorrerón”, señaló García con sus manos y franela manchadas con restos de aceite de motor.
La falta de una pasarela entre La Casimba y el sector vecino La Caraqueña, obliga a los moradores que carecen de vehículo a mojarse los pies al cruzar el tercer paso de La Culebra. A menudo se ve a jóvenes cargando en brazos a los pequeños que salen de la escuela Luisa Cáceres de Arismendi para que no se enchumben los zapatos.
La situación se vuelve peligrosa cuando llueve fuerte, porque la quebrada se transforma en un río de corriente fuerte, capaz de arrastrar piedras y escombros. Esta realidad mantiene en alerta a los residentes, ya que la quebrada no ha recibido un mantenimiento adecuado que despeje las ramas y árboles caídos que podrían en un futuro cercano causar inundaciones con la llegada de las lluvias, que, según en La Casimba, no dejan nada bueno a la zona rural de Guanta.
0 comentarios:
Publicar un comentario