Guillermo y Kate recibieron su primer regalo de bodas real de parte de la reina: los títulos de duque y duquesa de Cambridge
Mientras los futuros reyes de Inglaterra emprendían su nueva vida de casados, se calcula que unas 2.000 millones de personas observaban por televisión el acontecimiento. La pareja parecía nerviosa pero feliz y recitó sus votos sin titubear ante el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams.
Un millón de entusiastas _y un puñado de manifestantes_ ocuparon las zonas en torno al Palacio de Buckingham, la Abadía de Westminster y otros edificios históricos de Londres. Desde el amanecer, las multitudes agitaban banderas frente a las cámaras de televisión, bajo un cielo cubierto y temperaturas moderadamente frías. Estallaron aplausos cuando se encendieron enormes pantallas de video en la plaza Trafalgar y el parque Hyde.
"Will, no es demasiado tarde'', proclamaba un cartel alzado por una admiradora vestida de novia.
El vestido de novia de Middleton, color marfil con encajes, fue diseñado por Sarah Burton de la casa Alexander McQueen, y llevaba el pelo recogido en parte y decorado con una tiara. Guillermo vestía el uniforme escarlata de la Guardia Irlandesa, una señal de apoyo a las fuerzas armadas y un refuerzo para su imagen de militar de carrera.
A pesar de todos los pronósticos, salió el sol en el momento que Middleton bajó del Rolls-Royce.
Guillermo y Kate recibieron su primer regalo de bodas real de parte de la reina: los títulos de duque y duquesa de Cambridge.
La madrina Pippa Middleton llevaba un vestido y peinado sencillos, en tanto el padrino, príncipe Enrique, vestía uniforme militar de parada.
0 comentarios:
Publicar un comentario